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A veces no me doy cuenta de que nada tiene sentido. A veces pienso en comer o pienso en pensar, a veces creo que es importante bailar, salir, conocer. Algunas veces me parece importante escribir, escuchar música o reflexionar, y se me olvida que nada tiene sentido. A veces, sólo a veces, me es importante enamorarme, tener amigos, conocer a mi familia y dejar que me conozcan a mí. A veces se me olvida que no tiene sentido oír una canción o leer un libro mientras la oigo o lo leo; a veces no me doy cuenta de que no tiene sentido la vida cuando me baño con agua caliente, cuando me cepillo los dientes, cuando me voy a dormir y cuando despierto en las mañanas. A veces pienso en el fútbol, en ella y en ellos, y se me olvida que no va a pasar de ser nada, que no va a durar más de lo que dure el tiempo.

A veces, en esos momentos, todo vale la pena y todo tiene sentido, todo es eterno.

Estoy enamorado del misterio.


Una vez que lo descubro algo nuevo trae, escondido en los recovecos de su propio nombre y mostrándome el camino hacia mi pasión, el misterio. Es un nombre con colores, una señal divina, es todo lo que sucede cada día y me hace sentir vivo. Cuando reconozco al misterio entre la realidad me pongo inquieto, pienso, escribo, sueño. Me arranca la pasión de la carne y la coloca en mi cabeza, me nubla. Me fascina el misterio. Le da color a mi Paint it Black que me apasiona. Le da alegría a mi Nirvana que me enigma, me saca de la vida y me coloca en un lugar donde me da miedo, estoy solo, pero me emociona ser diferente y tener una pista secreta que perseguir.

El misterio de la vida es una zanahoria en mi cabeza, empujándome a la muerte con alegría. Si, es una mentira, pero me encanta descubrirla en un laberinto especialmente hecho para mí. Sueño con ver uno en cada esquina, estoy enamorado del misterio.


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