Hemos “descubierto” el menos malo –la democracia- y la defendemos como el último escalón, pues la evolución de los sistemas es profundamente lenta y pasa desapercibida de forma casi inconsciente por las personas y entendemos que no hay nada mejor. Nadie se plantea hoy día que exista algo más útil y a la vez práctico que la democracia, y las diferencias se plantean entre los sistemas como diferencias de estilo en la aplicación de la misma y no en el fondo del formato democrático. He reflexionado sobre ello durante mucho tiempo, y creo que, salvo por un pequeño detalle, la democracia puede ser mejorada sustancialmente.
Me explico: Hoy día damos el valor de 1 a 1 en cuanto a votos e individuos. Hemos evolucionado hasta definir las fronteras de quién es el 1 de las personas (mayores de edad con independencia de sexo y afiliación delimitada para la elección –nacionalidad, etc.-), pero no hemos evolucionado en el sensible “1” del voto. ¿Por qué todos los votos deben valer igual “si o si”? Comprendo la profunda complejidad de variar este formato, pero tendría todo el peso de la razón si se consiguiera superar justamente ese detalle enigmático: Las variables que componen el valor del voto y sus pesos para componerlo. Nada mejor para explicarlo que un ejemplo práctico, en una hipótesis de valoración del voto:
Supongamos que tenemos un grupo de personas. Son 100, y las 30 de ellas con un nivel de “sentido común” superior -por las diferentes razones que se puedan entender: edad, estudios, experiencias- calman al resto, ofreciendo una elección del líder de libre participación. ¿Qué propondrían los candidatos?
En la situación actual (voto 1x1), los listos (que no los de sentido común exclusivamente) buscarán el mayor número de votantes para triunfar. Estos se encuentran claramente entre los 70 individuos, pues convenciéndoles, ganarían las elecciones. Las propuestas populistas, de discurso fácil, agresivas, de técnicas y tácticas que convenzan a las masas, les ayudarán más. En cambio, el mejor líder, no por su capacidad de ganar sino por su capacidad de liderar, puede no estar en este grupo. Es decir, si la persona más apta para solucionar la situación del grupo no es capaz de llegar a las masas –con su discurso profundizando en detalles, tecnicismos y explicaciones racionales complejas-, es difícil que sea quien salga vencedor. El grupo de 30 personas de mayor sentido común se debatirá más sobre su elección y el discurso “fácil” o triquiñuelo no les afectará tanto. Éstos serán más exigentes con las ideas y planteamientos, con las soluciones propuestas, y no tanto con el convencimiento verbal y de presentación de las respuestas. Digamos que se presentan 3 candidatos y salen los siguientes resultados:
1) Candidato Popular: Convence al 10% más exigente (3 votos) y al 50% del resto (35 votos). (T: 38)
2) Candidato Medio: Convence al 20% de los más exigente (6 votos) y al 30% del grupo restante (21 votos). (T: 27)
3) Candidato Técnico / no popular: Convence al 70% de los profundizadores racionales del discurso (21 votos) y al 20% del resto (14 votos). (T: 35)
Ganaría Popular con 38 votos, Técnico quedaría con 35 en un 2º lugar. Las probabilidades de supervivencia disminuyen (menor capacidad de liderazgo por mayor capacidad de convicción de masas), y el objetivo de la elección de liderazgo, que en principio era el mejor preparado para dirigir el grupo, se transforma y difumina en pro de quien tiene el apoyo de más individuos numerarios. Tiene mucho más sentido que la imposición, pero, ¿tiene más sentido que esto?
Voto inteligente = [ (%VA x QA) + (%VD x QD) + (%VP x QP) + (%VE x QE) +… (%Vn x Qn) ] x 1
Donde V = Valoración o participación en el peso del voto –suma de todos es 100%-, Q = Cantidad, y A, D, P… n son las variables –la dificultad de este sistema es definirlas- y dan peso al voto de los individuos hacia el mayor peso del sentido común o como quiera llamarse, sin menospreciar al escalón inferior. En el ejemplo, y solo a modo de ejemplo, A = Académico (valoración de estudios y conocimientos), D = Delictivo (valoración de comportamientos oficialmente no aceptados por la sociedad en cuestión), P = Profesión (científica, económico / comercial, etc.) y E = Edad (tramos progresivos hasta la madurez de la capacidad de elección y voto y regresivo hasta la vejez del raciocinio, no de la persona). n = Cuantos valores se crean necesarios para la composición de la fórmula. Cada individuo debe poder cuantificarse en estas parcelas y utilizar la misma tabla de elección del % de valor de su voto (que no el mismo %, solo la misma tabla). Suponiendo que las 100 personas tuviesen este sistema, la misma elección pudo dar con el líder adecuado si el valor medio del voto de los 38 electores de Popular fuese inferior al de Técnico (mayor número de votantes con índices altos) y la diferencia compensara el peso de los 3 votantes absolutos de menos que tiene. En una tabla rápida se puede hacer de la siguiente manera, que explicaré para evitar malas interpretaciones del uso oportunista de los datos:
1) Usando la fórmula ALEATORIO() de Excel para la valoración de cada individuo en las diferentes variables.
2) Organizando la tabla final por el valor del voto inteligente. He resaltado a los 30 primeros. No se destacan “listos” de “no listos”, sino el 30% más apto.
3) Eligiendo secuencialmente los votantes de cada participante en la elección. Los de mayor número de votos tendrán un ciclo de repetición mayor pero no una oportuna selección de los 15 primeros (sería argumento de poco sentido común hacerlo así).
La tabla sería la siguiente:
El voto a Técnico quedaría en 199 mientras que el de Popular en 179. La diferencia de la calidad del voto influiría en el auténtico objetivo, que es la mejor elección para la coordinación grupal (igual que no votan niños para evitar una mala elección, pero en progresivo con más características). Es un principio muy esencial el que planteo, de ningún modo la búsqueda es la del menosprecio, sino una reflexión sobre las ventajas (se puede reflexionar sobre las desventajas también) de un voto inteligente como siguiente nivel a la democracia.
Se trata de resaltar los más capacitados para elegir, no resaltar la no capacitación, que no es implícita a “los más preparados”. Es más, la tendencia natural bajo un sistema de voto donde la dificultad académica o de profundización es valorada, tendrá como consecuencia el objetivo de aumentar la capacitación general de la población – en el sentido común de las características que den valor al voto inteligente-, a diferencia del sistema actual que genera la polémica “incitación” silenciada a extender el voto “barato” o que requiere menor profundidad de datos y desarrollos por parte de los políticos (aumentar la eficiencia de electores, como todas las empresas con sus réditos laborales).
Igual que se diferencia una persona de 17 de una de 25 por su capacidad para elegir, no es una discriminación de capacidades sino todo lo contrario, una reafirmación a la búsqueda de la eficiencia en las capacidades para la elección. Antaño se presentaba complejo puesto que la herramienta “informática” no permitía mantener un rigor o flujo de información fiable y rápido. Hoy día, que se controlan nuestros gustos para hacernos la publicidad adecuada cuando navegamos en una web, seguramente estemos al alcance de organizarnos en unas variables de calidad de voto que ayuden al desarrollo más eficiente de la sociedad. La crítica constante al poder político se basa especialmente en este “defecto” de formas: Los votos de los grupos mas manejables o los fieles que no razonan cada elección (simplemente ponen su voto a disposición de un partido por una ideología general) perderían fuerza en pro del bienestar del colectivo total.
La gran complejidad, igual que se critica al sistema actual por la manipulación de los “votos fáciles”, estará en quién define la calidad de las variables, cuáles son y por qué esas y no otras. Sería interesante, pero no imposible. Índices mucho más complejos se manejan hoy día, y estoy seguro que si este sistema tuviese cavidad –y se consiguieran definir variables y pesos generales y aceptados-, sería beneficioso en el bienestar general y en el desarrollo colectivo, las elecciones serían mucho más profundas y el “gallinero” de la falsa política (la desprestigiada propaganda) perdería fuelle con el tiempo, puesto que la competencia por el grupo de capacitados sería más atractiva y, a su vez, la necesidad de crear grupos capacitados creyentes de ideologías (que no abonados de por vida). En fin, algo en lo que pensar…
Gracias por el post. Una cosa, y si fuese como el carnet? Un examen de puntos o algo así. Saludos!
ResponderEliminarUna buena ilustracion de este punto es el estado actual de la politica americana (norteamericana), donde tienes una fraccion de la ultra derecha republicana (tea party)) basicamente secuestrando el dialogo y moviendo el spectrum politico mas hacia la derecha. Tienes gente fundamentalista, racista, homophobica, etc y basicamente ignorante argumentando la abolicion del estado, y de todas sus instituciones.
ResponderEliminarPuedes ver a Obama desde su eleccion tratando de crear politicas con el visto bi-partidista, que nunca logra llegar a ningun acuerdo. Cosas basicas como la seguridad social, educacion, infraestructura, ayuda social a los mas pobres, etc, no existen en el dialogo con este grupito. Si, es verdad que este pais ha tenido gastos exesivos y tiene que haber una reestructura del gasto publico y de la politca fiscal, pero no a cuesta de los derechos mas fundamentales de cualquier sociedad que se quiera llamar "desarrollada" Apesar de ser un grupo pequeno que nunca tendria posibilidad real de ser electos, influencian la politica actual negativamente y hacen ver la frase "stupid american" cada ves mas relevante.
Gracias Gumer, Keep it up!!
Gracias a ti Molo. Tu aportación en la visión socio-política de EEUU siempre me inspira. Seguiremos argumentando!
ResponderEliminarAnónimo: El "carnet para votar" puede ser un puente, mucho más fácil y sencillo, seguramente no sea ninguna mala idea y pase antes, si sucede algo en este sentido. Preguntas de conocimientos, renovable cada X años en función de edad... Me gusta mucho. Gracias!